Las limitaciones del cribado neonatal, así como la elevada prevalencia de las sorderas postnatales, que son las que se manifiestan o se adquieren a lo largo de la infancia y la adolescencia, han llevado a la Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia (CODEPEH) a desarrollar un nuevo trabajo de revisión científica que de soporte a la necesaria respuesta que debe darse a una problemática compleja y creciente[1]; que no solo genera un importante problema de salud, sino que también trasciende al ámbito educativo por las repercusiones de estas pérdidas de audición sobre el desarrollo del lenguaje, el acceso a los aprendizajes y diversos efectos sobre la conducta de los escolares.
“Diferentes limitaciones en el protocolo de cribado neonatal, como las propias atribuidas a la tecnología, los errores en la aplicación del protocolo, así como la identificación de los signos de alerta y su consiguiente derivación a tiempo al médico especialista, además de la imposibilidad de saber cuándo se va a desarrollar una sordera de forma progresiva, por desarrollo tardío, o bien por ser adquirida” provocan que el cribado neonatal “se quede corto”, según ha señalado el doctor Zubicaray, médico otorrino y vocal de la CODEPEH.
La CODEPEH ha adelantado parte de su Documento de Recomendaciones 2024, en el que propone las edades óptimas para realizar el seguimiento y las pruebas auditivas del cribado postnatal[2]: “un período favorable para realizar cribados más allá del neonatal[3] debería empezar a los 2 años y llegar, al menos, hasta los 15 años, en distintos intervalos de edad. Además de provocar a actuar ante cualquier sospecha o signo de alerta observado”, declara el doctor Sequí, pediatra y asimismo miembro de CODEPEH.
“Tenemos que cambiar el chip hacia el diagnóstico precoz y el tratamiento temprano de las sorderas infantiles y configurarlo, así, como un servicio continuo más allá del momento del nacimiento y dar el salto hacia el cribado auditivo postnatal. Del mismo modo, necesitamos nuevos enfoques aplicando el uso de nuevas tecnologías, como la teleaudiología y/o la inteligencia artificial para la detección y los diagnósticos automatizados”, recalca el doctor Sequí en relación con los siguientes pasos que deberían darse en este campo.
Estas ideas han sido algunas de las más destacadas en el marco de la Jornada de Intercambio y Formación para el Movimiento Asociativo FIAPAS, organizado por esta Confederación el pasado sábado 5 de octubre, en Madrid, en la que más de 120 profesionales y padres y madres guía de los Servicios de Atención y Apoyo a Familias de la red FIAPAS han compartido espacios de intercambio de conocimiento y experiencias.
Esta Jornada se ha desarrolla dentro del Programa de Promoción y Defensa de los Derechos de las personas con discapacidad auditiva, financiado con cargo a la asignación tributaria del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y del Impuesto sobre Sociedades, contando con la cofinanciación de la Fundación ONCE.
[1] El 50 % de adolescentes y jóvenes entre 12 y 35 años en los países más desarrollados están en riesgo de presentar una pérdida de audición por su sobrexposición al ruido en contextos recreativos. (OMS)
[2] La mayoría de las hipoacusias infantiles postnatales aparecen después de los tres años y, en muchos casos, no presentan factores de riesgo reconocibles en el momento del nacimiento (Núñez, F. et al. (2023). Sorderas postnatales. Sordera infantil progresiva, de desarrollo tardío o adquirida: recomendaciones CODEPEH 2023.
[3] Cinco de cada mil recién nacidos presentan una sordera de distinto tipo y grado, lo que, en España, con la actual tasa de natalidad, supone que, cada año, hay en torno a 1.890 nuevas familias con un hijo/a con sordera. (Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia) (Sociedad Española de Otorrinolaringología)