Como todo llega, también llegó este momento de despedida, que lo es asimismo de celebración de vida ya que -como es mi caso- tras una larga trayectoria laboral de 45 años, dedicada al ámbito de las personas con sordera y sus familias, es muy difícil que lo personal y lo profesional puedan desligarse.
Debo decir que esencialmente estoy agradecida por haber podido desarrollar mi vida profesional -y también la parte de crecimiento personal que la acompañó- donde quise y donde he querido siempre estar. Donde he podido mantener la ilusión, la motivación y el compromiso durante todos estos años.
Aunque soy consciente de lo que todavía se puede mejorar, de lo que queda por hacer e, incluso, de que no hay ninguna conquista, por sólida que parezca, que no pueda ponerse en riesgo por cualquier revés político, económico o social, en este momento en el que toca hacer un balance personal siento que he hecho mi parte y, lo mejor de todo, que no he estado sola en esta labor. Por eso, no puedo menos que dar las gracias, por tanto y a tantas personas e instituciones con las que he coincidido y compartido camino.
De estos años de trabajo podría destacar muchas cosas, pero en particular quiero poner de relieve los primeros años dedicados a la atención y rehabilitación de personas sordas postlocutivas y a la atención temprana de niños y niñas con sordera y a sus familias, que generaron ese especial vínculo y compromiso -más allá de lo profesional- que me ayudó a enfrentar algunos de los retos de gestión que posteriormente se fueron presentando.
Durante más de cuatro décadas, he tenido el privilegio de trabajar con cinco presidentes y presidentas de FIAPAS, quienes, con las Directivas que los acompañaban, me demostraron siempre su plena confianza. Singularmente cuando impulsaron una nueva dirección-gerencia en FIAPAS, en el año 2001, encomendándonos a Raquel Prieto y a mi esa tarea. Juntos pudimos avanzar en sintonía y sincronía con el equipo profesional de FIAPAS, que es además un grupo humano con un importante potencial, con ganas y mirada de futuro.
Creo, por otra parte, que tener memoria es importante en una organización como la nuestra, como FIAPAS, para no alejarse de su razón de ser a la vez que se va adaptando al devenir de los tiempos. No es difícil imaginar la cantidad y diversidad de etapas que, desde finales de los años setenta, hasta hoy, hemos vivido, pero nunca hemos dejado de mirar por el retrovisor al mismo tiempo que hemos sido capaces de ir a más, a mejor y más lejos.
Pensar que, en esa memoria, he podido dejar huella de algo inspirador para el futuro de FIAPAS, para las personas que continúen FIAPAS…, será una satisfacción añadida a haber hecho mi parte.
De nuevo -y siempre- gracias por haber tenido esta oportunidad, intensamente vivida.
Carmen Jáudenes Casaubón
Madrid, noviembre 2025




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